[Editorial] Nuestro país se ha embarcado en alcanzar una economía baja en emisiones y carbono neutral para el 2050, lo que ha quedado comprometido a nivel internacional en nuestra Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) a principios de este año, como también en nuestra legislación local en el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático ingresado en enero a tramitación.
La transición energética hacia una economía baja en emisiones tiene como piezas fundamentales para lograrlo una masiva penetración de energías renovables en la generación eléctrica y la electrificación de los usos finales de energía, hoy principalmente basados en combustibles fósiles.
En la actualidad, el 50% de la capacidad de generación eléctrica es renovable con cerca de 13 GW [1] instalados, y solo en 2020 han ingresado a evaluación ambiental cerca de 9.000 millones de dólares en inversiones de generación y más de 1.000 millones en transmisión y subestaciones [2]. Si agregamos todos los proyectos en calificación y construcción sumamos 20 GW de nueva capacidad renovable, multiplicando por 2,5 veces la capacidad existente. A la vez, avanzamos en la electrificación de los consumos, como ha sido destacado en la trayectoria para la carbono neutralidad [3] y en las estrategias públicas como la Estrategia Nacional de Electromovilidad, la Estrategia de Transición Energética Residencial y la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, donde se plantea contar con un transporte público 100% eléctrico al 2040, un potencial de electrificación de aproximadamente 2 millones de hogares y la habilitación de ofertas por 121 GWh/año para recambio de calefactores a leña y la instalación de 25 GW de electrolizadores para producción de hidrógeno verde al 2030 respectivamente, entre otras medidas habilitantes. A lo anterior, se suma el programa de retiro de centrales a carbón, o sea sacar del sistema unos 4,5 GW de capacidad pero que aportan hoy casi el 40% de la energía eléctrica, lo que implica aún mayor urgencia en la incorporación de la capacidad de generación renovable y los sistemas de transmisión asociados necesarios.
Sin embargo, no sólo basta con poner énfasis en las inversiones y en la velocidad con que la transición energética se está gestando, sino también son necesarios otros factores como el trabajo coordinado entre los distintos estamentos del sector con el fin de implementar los procesos de tramitación de los proyectos en los plazos adecuados, contar con la oportuna gestión de los permisos asociados y tener información pública necesaria, para que los desarrolladores tengan claridad en los pasos a seguir. Sin estos elementos, los tiempos de desarrollo de los proyectos pueden terminar excediendo los plazos establecidos, en ocasiones asociado a la falta de recursos en los servicios públicos y en otras casos a la calidad de los proyectos presentados, o una combinación de las anteriores. Es importante que los proyectos cuenten con un proceso que sea exigente y de alto estándar y que tenga reglas claras, predecibles y bien definidas, además de respetar los plazos establecidos, de manera de que se genere un impulso y un fomento a que estas tecnologías puedan entrar en operación lo antes posible. Dado lo anterior, Generadoras de Chile está piloteando un proyecto para que la industria cuente con un “Observatorio del Desarrollo de Proyectos de Inversión en el Sector Eléctrico”, en coordinación con, los servicios públicos, de manera de contar con un repositorio de información pública y transparente que permita visualizar aquellos aspectos en el desarrollo que muestren trabas o requieran perfeccionamiento, a través de indicadores objetivos, permitiendo así detectar y proponer mejoras a procesos administrativos, así como la promoción de mejoras prácticas tanto a nivel público como del sector privado que permitan acelerar un desarrollo de proyectos de manera sostenible.
El futuro será mucho más eléctrico. La necesidad de contar con más energía renovable y de la necesaria transmisión en Chile, guiada por un objetivo hacia la carbono neutralidad, sustentabilidad y mayor competitividad de nuestra economía hacen imperativo contar con un buen sistema de apoyo, seguimiento y mejora al desarrollo de proyectos de inversión. Para ello, se debe velar por una adecuada coordinación de los servicios públicos y la homologación de criterios y estándares, sumado a la promoción de buenas prácticas tanto del sector público como privado que contribuyan a la concreción en tiempo y forma de nuevos proyectos en los territorios, manteniendo siempre un alto estándar de sostenibilidad social y ambiental, mejor participación ciudadana, respaldando la certeza jurídica para los inversionistas, contribuyendo así un impulso económico sostenible, creando nuevos empleos de calidad para el país.
[1] Según la información publicada en la plataforma Energía Abierta de la Comisión Nacional de Energía. Disponible en: http://energiaabierta.cl/visualizaciones/capacidad-instalada/
[2] En base a la información del SEA a diciembre de 2020 de proyectos ingresados al SEIA.
[3] Generadoras de Chile, 2020. Trayectoria del sector energía hacia la carbono neutralidad en el contexto del ODS 7. Disponible en: http://generadoras.cl/documentos/estudios/informe-trayectoria-del-sector-energia-hacia-la-carbono-neutralidad-en-el-contexto-del-ods-7
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