Un liceo de Coyhaique albergará un proyecto para calefaccionar once de sus salas. La idea es marcar un primer paso para incentivar el aprovechamiento del calor de la tierra.
[Fuente: Gabriel Arce, Publimetro]
Cuando los poco más de 400 estudiantes del Liceo Altos del Mackay en Coyhaique vuelvan de vacaciones, sus salas d ya no lucirán las clásicas estufas a leña que invaden Aysén, ni tampoco las aparatosas y costosas estufas a gas o kerosene. Sin embargo, estarán calientes. Eso, gracias a una bomba de calor geotérmico, un sistema que pretende hacer del liceo, aprovechando la energía de la tierra, uno de los pocos puntos libres de leña de Coyhaique. Y la locación no es al azar, ya que la ciudad sureña, en un informe de la OMS, está dentro de las 140 urbes más contaminadas del planeta, y la peor en toda América. Todo por la combustión de la leña. El proyecto llega gracias al Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes (CEGA) de la U. de Chile, previa adjudicación de un fondo del gobierno regional, de la mano de un sistema que, aunque no único, sí es pionero.
'Será una experiencia piloto que claramente no va a eliminar la contaminación de la ciudad, pero va a mostrar que es posible dejar de quemar leña para calefaccionar. Además, queremos mostrar que con fondos y políticas públicas se pueden hacer proyectos que usen el calor que tenemos bajo nuestros pies', explicó Diego Morata, director del CEGA. Según explica Nicolás Hurtado, investigador del centro y encargado del proyecto, la idea consiste en aprovechar las aguas subterráneas del lugar. De allí, bombas permiten sacar el agua, extraerles su calor, y luego devolverlas a otro pozo o el río. De esa energía resultante, se calientan los distintos circuitos dentro de las salas. 'Es muy eficiente. Por una unidad de energía eléctrica que consume la bomba de calor, genera cuatro unidades de calor. Es decir, un cuarto de calor que usar un calefactor eléctrico tradicional', cuenta Hurtado. El pozo comenzó a construirse en noviembre pasado.
Antes de eso, el liceo parecía como cualquier edificio de la ciudad: de sus 13 salas, al menos siete contaban con grandes estufas a leña. Eso hacía que el confort térmico no fuera el mejor, dado que la jornada comenzaba con frío antes de encender la madera y, cuando la combustión era demasiada, la única forma de temperar era abrir las ventanas. El proyecto es sólo uno de los pilotos que el CEGA busca llevar adelante. Ya hicieron un invernadero en Puerto Aysén en base a la misma tecnología. Además, han postulado para llevar iniciativas parecidas a zonas residenciales. 'No es una locura de la academia ni una fantasía futurista. Ciudades como París o Munich utilizan recursos geotérmicos de mediana temperatura para calefaccionar barrios enteros; y países con condiciones menos favorables que Chile han desarrollado masivamente bombas de calor geotérmico para calefacción domiciliaria. Es posible reducir e incluso eliminar la contaminación de nuestras ciudades cambiando la leña por sistemas de calefacción geotérmica', concluyó Morata.
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