Camilo Charme Ackermann, gerente general de Generadoras de Chile, destaca el avance del sector en cuanto a generación renovable y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
[Fuente: La Tercera]
Una de las buenas noticias con que cerramos el 2022 es haber aumentado significativamente la capacidad instalada renovable de 17.355 MW a 20.057 MW, como consecuencia de la incorporación de 1.508 MW de capacidad de generación solar y 636 MW de eólica. El resultado de esta transformación es que la generación renovable alcanzó un 56% de la energía producida en 2022, en contraste del 46% en 2021. Esta es la primera vez en 15 años que el sistema eléctrico chileno alcanza este nivel de participación renovable.
Lo anterior es coherente con el proceso de retiro de centrales basadas en carbón como el cierre de dos grupos de esta tecnología en 2022: Bocamina II y Tocopilla con sus unidades 14 y 15. De esta manera, a finales de 2024 la presencia de centrales basadas en carbón se reducirá en un 32% respecto a la fecha de referencia de 2018, cuando se estableció el acuerdo público-privado de cierre de centrales a carbón.
Como se puede observar, el retiro del carbón y la incorporación de unidades basadas en recursos energéticos renovables, muestra que la generación eléctrica es de los sectores más dinámicos y comprometidos. En consecuencia, el sector de energía eléctrica es y debe ser visto como uno de los sectores estratégicos tanto para la transición energética como para el desarrollo del país.
Las empresas de generación eléctrica tienen la potencialidad de inversión conjunta de 23 mil millones de USD en renovables, almacenamiento e hidrógeno verde, en cinco años. Este potencial también ha sido recogido en el último IPOM del Banco Central, donde se señala que el sector energía liderará la reactivación en 2023 y es el segundo mayor inversionista en Chile después de minería en los próximos cinco años. Ahora bien, para poder activar la capacidad potencial de inversión -lo que trae aparejado generación de empleo calificado, desarrollo local, junto con la reducción de emisiones de GEI-, es imprescindible que se entreguen las señales adecuadas para el desarrollo de las condiciones habilitantes que permitirán este desarrollo.
Para lograr el objetivo general expuesto, es necesario avanzar en una normativa que permita una incorporación efectiva del almacenamiento; la existencia oportuna y suficiente de infraestructura de transmisión; una optimización responsable de evaluación y otorgamiento de permisología; un relacionamiento con las comunidades que comprometa de manera permanente a autoridades nacionales, locales, junto a empresas. Por último, pero no menos importante, el constante análisis sobre el diseño del mercado eléctrico, para contar con actores de largo plazo, competitivos e innovadores, que deben contar con la confianza legítima de que toda transición normativa será realizada de manera progresiva.
Finalmente, como Generadoras de Chile, gremio que reúne a las empresas de gene-ración que efectivamente están ejecutan-do la transición energética, creemos que el desafío planteado requiere una activa colaboración público-privada, un diálogo temprano y permanente con las comunidades en los territorios, así como criterios de localización de infraestructura objetivos y transparentes, todo lo que redundará en sistemas más sustentables de desarrollo energético para nuestro país.
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