El Acuerdo de París no será ley sin su reglamento, que se ha discutido en los últimos cuatro años. Representantes de 197 países negociaron durante dos semanas en Bonn cómo normarlo, en sesiones técnicas, pero también polémicas, ambiente que se repetirá en diciembre. Esto es lo que quedó pendiente de pactar.
[Fuente: Francisco Parra, La Tercera]
Si hay un tema por el que será recordada la COP de Santiago será por el Artículo 6, el único punto de todo el Acuerdo de París que permanece sin definición. Se trata de un marco de reglas que facilitaría cooperación entre países para disminuir las emisiones. Es un sistema de 'mercado de carbono', en el que los países puedan intercambiar, comprar y vender 'bonos' de carbono. Por ejemplo, un país desarrollado invierte en energías renovables en otro menos desarrollado y puede contabilizar esa inversión como parte de sus políticas de mitigación del cambio climático.
Las negociaciones deben dejar claro cada detalle de este mecanismo, una discusión muy técnica, pero también muy política. El cómo evitar que los dos países cuenten dos veces la reducción de emisiones o cómo garantizar la sostenibilidad ambiental de estos proyectos son temas a definir en Santiago. El Artículo 6 es el más crítico del acuerdo. En Bonn, los países africanos pidieron evitar el 'doble conteo' (que tanto el país inversor como el receptor contabilicen la misma reducción de emisiones) y la transferencia de 'bonos de carbono' del sistema existente, creado bajo el Protocolo de Kyoto.
La ministra de Medio Ambiente y presidenta de la COP25, Carolina Schmidt, dijo que el gran desafío de su gestión será 'llegar a un acuerdo en los mecanismos de carbono'.
Otra definición que saldrá sí o sí de Santiago es qué pasará con el Mecanismo Internacional de Varsovia (WIM), creado para analizar acciones para enfrentar las pérdidas y daños inmediatos que genera el cambio climático.
Por un lado, los países desarrollados, como EE.UU., la Unión Europea y Australia, evalúan positivamente su funcionamiento, y apuestan a que se mantenga como está. Del otro están los países en desarrollo, sobre todo de África y América Latina, críticos de un sistema creado para enfrentar los desastres de la crisis climática, pero que en cinco años no ha generado alternativas de financiamiento para comunidades más vulnerables. De las múltiples formas de financiamiento climático existentes, ninguna aborda directamente el tema de pérdidas y daños. Es más, los países que más reciben son grandes, como Brasil o China, no los más afectados por pérdidas directas.
Las posiciones en Bonn no se acercaron mucho y la pauta definida muestra la amplitud de opciones.
Desde la sociedad civil dicen tajantes que la discusión del WIM en Santiago 'definirá si es una COP exitosa o no'. Schmidt lo mencionó como uno de los desafíos de la cita: 'Queremos mejorar el mecanismo de pérdidas y daños. Es muy importante, porque la adaptación no es suficiente y debemos revisar este mecanismo'.
En Bonn se vio que 30 países, pequeños y vulnerables al cambio climático, lideran los esfuerzos, al comprometerse públicamente a metas de reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) más ambiciosas.
El Acuerdo de París tiene un documento tipo conocido como Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC siglas en inglés). En 2020 todos deben entregar un nuevo NDC más ambicioso, pues, según estudios, las actuales metas conducen el calentamiento por sobre los 3°C, lejos de la meta límite de 1,5°C puesta en París. Según adelantaron negociadores chilenos, el país está trabajando para presentar su nuevo NDC antes de la COP. Los 197 países presentes en Bonn acordaron que los NDC serán el principal instrumento para medir la acción climática, pero no resolvieron cada cuánto tiempo se deben presentar y cada cuánto aumentar la ambición. El consenso es que recién a partir de 2030 todos presentarán sus NDC al mismo tiempo, pero falta definir si será cada cinco años, como piden países chicos, o cada 10, como pide la Unión Europea o Japón.
Esa decisión se debería tomar en Santiago.
El tema que generó más polémica en Bonn fue la ciencia. En 2018, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que reúne a científicos de todo el mundo, publicó un estudio que evidencia la enorme diferencia que hay entre un calentamiento global a 2°C desde la era preindustrial y uno a 1,5°C. El informe salió justo antes de la COP24 en Polonia, donde los países discutieron cómo incorporarlo a las negociaciones. EE.UU., Rusia, Kuwait y Arabia Saudita cuestionaron la metodología y rechazaron sus conclusiones. Sin consenso, el tema se discutió en Bonn, sin avances. AILAC (el grupo de Chile) y países en desarrollo propusieron profundizar en la ciencia del cambio climático y darles relevancia en las negociaciones.
A esta postura se sumó la Unión Europea. Pero el otro grupo, liderado por EE.UU. y Arabia Saudita, volvió a cuestionar la metodología. Pero el último día se cayó todo. El único consenso fue 'agradecer' el informe y a los científicos. Como el punto más tenso en Bonn, es esperable que la ciencia vuelva a ser tema en la COP25, sobre todo por un nuevo informe sobre océanos y cambio climático que publicará el IPCC en septiembre.
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