[Fuente: Editorial, El Mercurio] Esta iniciativa marca el principio de una nueva forma de comprender el desarrollo global asumiendo una responsabilidad común.
[Fuente: Editorial, El Mercurio]
El esfuerzo que están desplegando los países organizados en la Conferencia de las Partes (COP), cuya vigésima quinta edición tendrá lugar en nuestro país en diciembre, es el de negociar los acuerdos —y, a partir de 2020, implementarlos— que tengan como propósito impedir que la temperatura del planeta se incremente más de 1,5 ºC, lo que ocurriría si sigue aumentando la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Para ello se ha señalado como meta alcanzar al 2050 la neutralidad en dichas emisiones, es decir, que el balance entre emisiones y captura de esos gases sea cero. No es suficiente el actual estado de cosas, en que los países están procurando disminuir la tasa de emisión de gases por unidad de producto, porque como todos ellos pretenden hacer crecer ese producto, el resultado sigue siendo un aumento en la cantidad absoluta de gases emitidos.
Más aún, para evitar los efectos deletéreos que esos gases tendrían sobre el planeta, no será suficiente la neutralidad, sino que, una vez alcanzada, se deberá continuar disminuyendo su cantidad en la atmósfera, hasta volver a niveles de comienzos del siglo XX, única manera de conseguir revertir esa alza de temperatura en el largo plazo. Nuestro país ha tomado la vanguardia en ese esfuerzo, y el Gobierno propondrá una Ley Marco de Cambio Climático para establecer la gobernanza del tema climático, con las facultades, responsabilidades y obligaciones de cada órgano del Estado al respecto; a su vez, y según adelantó este diario, la normativa fijará la meta de alcanzar carbono neutralidad al 2050, con plazos y responsabilidades para lograrlo.
Solo cinco naciones —Reino Unido, Holanda, Francia, Nueva Zelandia y Noruega— han declarado hasta ahora su compromiso con alcanzar neutralidad ese año, y solo dos lo han hecho por ley, Suecia y Noruega. Chile sería el primer país en desarrollo en proponérselo de esa forma. Para conseguir tal resultado, la futura norma obligará a incorporar metas de mitigación sectoriales, indicadores y metas de adaptación, así como sistemas para medir sus resultados cada 10 años. Adicionalmente, y como elemento clave, se establecerá la obligación del Ministerio de Hacienda de desarrollar una estrategia financiera para conseguirlo, incluyendo la necesidad de incorporar impuestos verdes y una evaluación del gasto climático anual público y privado. Asimismo, se deberá definir el 'Mercado de Carbono', conforme al artículo 6 del Acuerdo de París.
Resta aclarar si ese mercado se constituirá en torno a certificados de emisión transables, de modo que la mayor exigencia en los límites de emisión fije su precio, o mediante la introducción de un impuesto al carbono, solución de más fácil implementación. Apesar de que Chile contribuye con 5 toneladas de CO2 por habitante, comparado con alrededor de 20 toneladas de EE.UU. y unas 10 toneladas de China, el cambio climático es un fenómeno global, que afecta a todos los países y en el cual todos inciden. Por ello, su combate conjunto y coordinado es la única manera de conseguir unidad de propósito, evitando así caer en acusaciones mutuas que pueden resultar paralizantes. Esta es una iniciativa inédita a nivel mundial, y marca el principio de una forma de comprender el desarrollo global de la humanidad, en la que todos quienes comparten un mismo planeta, junto con aprovecharlo para sus propios fines y aspiraciones, tienen la responsabilidad de preservarlo para las futuras generaciones. Chile podría exhibir orgullosamente el posicionarse en la vanguardia de esa mirada.
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